La frase alemana “hacer azul” (‘Blaumachen’) se remonta a un lunes libre de trabajo en la Edad Media en el que las familias sacaban del baño de tinte telas y lanas. El colorante impregnado den las prendas sufría entonces una reacción química con el aire y se volvía azul. Solo se podía esperar hasta que las prendas estuvieran listas y de ahí su nombre: el “lunes azul”.
Pero, ¿por qué se teñían las prendas de azul y no de otro color?
El color azul no aparece en las pinturas prehistóricas ni en la cultura romana (de hecho, el origen de la palabra azul viene del alemán ‘blau’ o del árabe ‘azur’ y, por tanto, se relacionaba con los bárbaros). No fue hasta el siglo IX que el azul empieza a representar al cielo y se incorpora en temas religiosos. Y, con apoyo religioso, en la nobleza: la monarquía empieza a incorporarlo en sus emblemas (por ejemplo, en 1376, el escudo de armas de Francia era un campo de azur sembrado de flores de lis de oro). El azul representa un estatus superior.
En la Edad Media el pigmento azul se obtenía del glasto (Isatis tinctoria), una planta que crecía en estado silvestre en suelos arcillosos en regiones de la Europa central. El método de obtención consistía en fermentar la planta en orina bajo un sol ardiente mientras se pisoteaba hasta que soltase su esencia colorante en un hedor de amoniaco, “un trabajo largo, delicado, sucio, nauseabundo, que requiere mano de obra especializada”, según describe Pasteur en su libro. ¡Hacer novillos en la Edad Media para teñir de azul era peor que ir al colegio!
El explorador portugués Vasco de Gama trae entonces a Europa el índigo (Indigofera tinctoria), un colorante natural treinta veces más efectivo que el glasto y que podía extraerse de muchas más plantas; la economía europea basada en campos de glasto se resintió enormemente (puesto que las plantas de las que se extraía el índigo no crecían en Europa) y, además, el cultivo de esta planta desnutría los suelos. Por esto, la importación de este colorante fue prohibida durante mucho tiempo bajo pena de muerte. Sin embargo, las prendas azules con índigo se convertirían en objeto de deseo.
En 1709 Heinrich Diesbach sintetiza por accidente el primer pigmento artificial: el azul de Prusia o azul de Berlín, que fue usado por el ejército alemán hasta la Primera Guerra Mundial (momento al que se prefirió el verde para tener un mejor camuflaje). A partir del siglo XVIII se buscan colorantes artificiales para este color que había adquirido tanta importancia en la sociedad.A finales del siglo XIX y XX el azul simboliza el progreso, la libertad, es el más destacado en el romanticismo y, más tarde, el color protagonista del impresionismo y del arte moderno. En 1865 se fundó Badische Anilin und Sodafabrik (BASF) que producía índigo artificial de acuerdo a la fórmula descubierta por Adolf von Bayer, quien recibiría en 1905 el Premio Nobel de Química. De hecho, el nombre “anil-lin” viene de azul en India “nil” y tiene origen también árabe “an-nil” (que evolucionaría al “añil” que conocemos en español). En 1876, Heinrich Caro logra sintetizar un tinte azul puro para el algodón a partir de alquitrán de hulla: el azul de metileno, con nuevas aplicaciones también en el campo de la medicina.
El azul es también es el protagonista de la moda: a finales del siglo XIX Levi Strauss utiliza índigo para colorar tela vaquera, un tejido muy resistente y duradero que se empleaba para la fabricación de tiendas de campaña o velas de los barcos, diseñando ropa de trabajo y patentando así los famosos “jeans” (del inglés, “tela de Génova”). Como el material era tan grueso el tinte no se absorbía de forma uniforme y, aunque el color era estable, éste se desteñía; convirtiéndose así en la moda icónica del siglo XX, y con ésta el azul.
Hoy en día el azul es el color preferido por el 45% de la población con sus más de 110 variantes. Un color asociado a la tranquilidad, la fidelidad y la confianza, la pureza, la fantasía y la ilusión, el color de los sueños y de lo divino. Es el color más elegido por las organizaciones internacionales como símbolo de unión y de paz (la UE, la ONU) y de empresas como twitter o facebook.
La expresión “hacer azul” en alemán no solo se utiliza para hacer novillos, si no también cuando se falta al trabajo por resaca. El cualquier caso, el origen es el mismo: un día de descanso donde no se hace nada más que teñir de azul.