Dioses Romanos. Impermeables y la química del caucho.
Autores: Victor Javier García y Raquel Fiz
Puede que la razón sea vivir en una zona en la que llueve mucho y durante muchos días… Pero la cuestión es que, al equipo de TechTiles, cubrirse de manera adecuada -y elegante- para evitar los inconvenientes de los aguaceros, borrascas, chaparrones, txirimiris, calabobos, diluvios, borrascas y precipitaciones en general es un tema que nos preocupa. Y no solo a nosotros, sus humildes servidores, sino a una gran parte de la humanidad, que ha resuelto desde tiempos inmemoriales diversas estrategias estilístico-vestimentales para no acabar empapado e ir al mismo tiempo hecho un Brumell.
Pero hoy no toca hacer un repaso histórico sobre las diversas prendas de abrigo que hemos inventado para no mojarnos (cuando llueve) sino comentar la curiosa y científica (y dices “científica” ya huye la mitad de la audiencia de la sala) historia que hay detrás del Impermeable y su relación con el proceso químico de la vulcanización. Y para eso nos vamos a Escocia, en concreto a Glasgow. Allí vivía Charles Macintosh cuya familia regentaba un negocio de tintes textiles que él heredaría a la muerte de su padre. A Don Charles Macintosh “le iba” desde muy niño eso de la química y la experimentación, aunque sus padres, hasta donde llegan nuestras investigaciones, no le regalaron el Quimicefa (a nuestra compañera Raquel Fiz sí).
La cuestión es que nuestro químico aficionado tenía interés en expandir el negocio familiar y se puso a investigar como conseguir tener una prenda que fuese realmente impermeable (puesto que en Escocia llueve mucho… casi como en Galicia pero sin pulpo a feira) y descubrió que el alquitrán de nafta disolvía el caucho pudiendo ser posteriormente moldeado en diversas formas, entre ellas la de lámina. Lo que permitía que este material, prácticamente impermeable, pudiese combinarse con las más variados tejidos para producir la deseada prenda antilluvia… En concreto, nuestro -ya colega- Macintosh eligió la lana, pero al prueba fue un fiasco. La prenda resultante era muy pesada y se cuarteaba al poco tiempo, amén de que la capa de caucho se diluía por culpa de las propiedades de los aceites presentes, de manera natural, en la lana… Un fiasco.
Lluvia 1: Impermeable 0.
Charles Macintosh se alió comercialmente con otro investigador, ingeniero y químico aficionado: Thomas Hancock, considerado el padre de la industria británica del caucho. ¿Por qué?, pues porque Hancock fue el descubridor del proceso de vulcanización. Y como dicen en Asturias: “¿y eso que yé?”. No os preocupeis que nos lo cuenta, nuestra compañera Raquel (sí, la del Quimicefa y los nanomateriales)…
Cuéntanos, Raquel, cuéntanos: “El nombre es bastante sugerente y ya da nos algunas pistas de por dónde van los tiros…A mediados del siglo XIX el caucho era un material relativamente novedoso en Europa que se utilizaba como goma de borrar y sobre todo como material para instrumental médico, pero no encontró gran aplicación hasta que se mezcló con éter y dio lugar a prendas impermeables. Aún así el material era pegajoso y no duraba demasiado (se podría y apestaba un tanto…)” – y ya sabemos que en aquella época el Axe no estaba disponible en los supermercados-. “Y cuando se mezcla en un recipiente caucho y azufre sobre una estufa… podemos decir que “vulcaniza” (por Vulcano, el dios del fuego de los romanos, que fue como se le ocurrió bautizar a este proceso) un poco… y resultó en un caucho más estable, duro y mucho más durable y elástico”.
“Además de con azufre este proceso ocurre también con los peróxidos (en otras palabras, agua oxigenada)” – eso que tienen -o tenían-. todas las casas en su botiquín… cuando se creía que “si dolía”, es que “curaba”… “¡¡mamá es que escuece!!, calla hija y sopla, que eso es que está curando)”. “Este proceso de vulcanización ocurre porque en la molécula de caucho existen unos “sitios” a los que los átomos de azufre quieren migrar (se llaman sitios de cura). Y en estos sitios de cura van muchos átomos de azufre como oKupas en la cadena y no hay quien los mueva de ahí” – ni siquiera el dios Vulcano. “La adscripción de la invención del proceso de vulcanización es pelín polémica, ya que algunos historiadores de la ciencia le otorgan su paternidad a Charles Goodyear (sí, el de los neumáticos), ya que las patentes sobre el proceso distan solo 8 semanas” – como la de Hancock se adelantó … pues patente en la mesa pesa). “Por otro lado deciros, que como algún otro descubrimiento científico, parece que todo esto fue un poco fruto del azar, y a Goodyear ( o a Hancock se les “cayó” el azufre con el caucho sobre la estufa un poco por casualidad… o eso dicen las malas lenguas…”. – Nada que ver con los descubrimientos de los científicos de CERFA, fruto del trabajo improbo, duro, sacrificado, tenaz y constante de científicos concienciados y excelentes” .
Muchas Gracias Raquel. Proseguimos. Incorporado con éxito el proceso de vulcanización a la industria textil el resultado fue el Impermeable, que, salvo en nuestro país (¡¡¡Spain is different peña!!!), se conoció por el nombre del Mac -si por Macintosh, pero nada que ver con los ordenadores personales- y también por el nada original, pero muy elegante, Aquascutum (creo que no hace falta, traducirlo, ¿verdad?).
Lluvia 1: Impermeable 1
Puesto a la venta desde 1843 (aunque el modelo original de Macintosh se llevaba vendiendo desde 1824) era una prenda de abrigo de uso masculino y restringido a ambientes rurales y entornos de trabajo duros. Por varias razones. Una, que los impermeables tenían cierto aroma característico -un tufo del carayo, para entendernos- que fue solventado posteriormente aplicando diversos perfumes y esencias al caucho en el proceso de vulcanización. De hecho durante mucho tiempo se comercializaron unas versiones anunciadas como Free From Odor Mac: Impermeable que no huele. O que non cheira, lo que prefirais .Dos, que era más pesado que el Astato. Y tres, que transpirar, lo que se dice transpirar, poquito a través del impermeable….
A pesar de olores, pesos y sudores, el impermeable se convirtió rápidamente en una prenda de éxito. Su practicidad como prenda de abrigo frente a la lluvia y las inclemencias del tiempo pesaba más que cualquier otra consideración .Diversas mejoras en los procesos de fabricación y producción, y diferentes transformaciones y arreglos al dictado de la moda decimonónica, hicieron que nuestro Impermeable se convirtiera, a finales del siglo XIX en lo que es hoy, un icono de la moda, tanto femenina como masculina.